No cabe duda de que Jack Black es el comediante de moda, y sobre todo, que no le teme al ridĂculo, sĂłlo basta ver Nacho Libre (Jared Hess, 2006) para darse cuenta de ello, pues en la cinta, su personaje, un gordito aspirante a luchador, se somete a todo tipo de vejaciones que lo ubican como el actor más aventado para burlarse de sĂ mismo que tiene Hollywood actualmente. Pero bueno, tampoco hay que ponerle un altar, que su mĂ©rito se puede explicar fácilmente, si tomamos en cuenta el elenco pintoresco que lo acompaña, tanto en los personajes secundarios como en los ambientales, ahorita le digo por quĂ© pienso asĂ…
Black sale mucho mejor librado porque lo suyo queda claro que fue una actuación extrema, bufonesca, que recibirá la millonada por ser el protagonista y el productor ejecutivo, mientras que el resto del elenco, cuyo casting tiene mucho de cuestionable, parece una exhibición de personajes caricaturescos que, sin duda, a cualquier audiencia con ganas de reir, le causará una gracia enorme.
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Hombres bizcos o con los dientes torcidos, ancianos pobres, indios gigantes y viejos, enanitos, mujeres y hombres obesos, y una serie de presencias pintorescas que exageran en extremo a ciertos personajes que podrĂamos encontrar en paĂses del tercer mundo, son el adorno que Hess utiliza para imprimirle comicidad a su pelĂcula. ÂżEso es válido?, se lo dejo de tarea a usted.
Asà que, por todo lo anterior, personalmente no comparto el entusiasmo que proyecta Ana de la Reguera en sus entrevistas para promocionar la cinta, al decir que está orgullosa de que se haya filmado totalmente en México, y no por malinchista, sino por la burla evidente hacia los extras que incluyeron en la realización, cuya utilización es casi tan importante en la cinta como la misma trama para provocar el beneplácito del auditorio.
Pero bueno, Nacho Libre tiene intenciones humorĂsticas, muy bien logradas en ciertos momentos, que se prestan a la carcajada fácil y sonora. Y si no se pone uno delicado y con ánimos nacionalistas, cosa que ahorita resulta muy difĂcil porque Tiziano Ferro les llamĂł feas y bigotonas a nuestras mujeres o porque el mundial y la SelecciĂłn Nacional está en nuestra atenciĂłn todo el tiempo, habrá por lo menos una decena ocasiones en que usted, ofendido o no por como ponen a los mexicanos en la pelĂcula, se va a atragantar con las palomitas o el refresco al verse sorprendido por alguna ocurrencia chistosa del protagonista o del resto de los personajes.
Nacho es un huĂ©rfano que fue reclutado como fraile para fungir como cocinero en el convento-orfanato donde creciĂł, trabajo que apenas puede desempeñar, pues los padres que dirigen el lugar no le dan ni pa' los ingredientes, asĂ que como puede se las ingenia para ponerles algo en la mesa a los desamparados niños. Cansado de esta situaciĂłn, el religioso-cocinero recuerda que su sueño siempre ha sido ser un Ădolo de la lucha libre, asĂ que decide meterse de luchador para poder incluir algo nutritivo en el menĂş.
Y asĂ es como empieza el enjundioso muchachĂłn su camino por el peligroso mundote de las luchitas, eso sĂ, con asesorĂa de Esqueleto (HĂ©ctor JimĂ©nez), un desnutrido, trompudo y simpático mexicano de dientes chuecos, y juntos se someterán a un entrenamiento intenso que les ayudará a alcanzar el nivel necesario para subirse al ring y sacar su dinerito, cosa que consiguen, porque aunque pierden cada uno de sus encuentros, reciben su paga, misma que se ve reflejada en el menĂş del orfanato.
El romance no podĂa faltar en el filme, y en esta historia, el interĂ©s romántico de Nacho está representado por una monja con cara angelical y hermosas curvas, llamada EncarnaciĂłn, que llega al convento para ayudar con la situaciĂłn. El personaje está interpretado por la mexicana Ana de la Reguera, quien aporta el elemento estĂ©tico a la trama, pues Nacho queda enamorado desde que la ve y ella, mal que bien, tambiĂ©n le echa ojitos.
Debo decir que los primeros 15 minutos de la cinta son pa' hacerse popó de la risa, pero también es cierto que luego de eso, el director se engolosina presentando secuencias de combates en el ring, intentando emular un poco cintas de boxeo como la saga de Rocky, hecho que le quita lucimiento, pues uno lo que quiere es seguir viendo las babosadas que hacen y dicen los protagonistas, no a un doble fingiendo ser Jack Black enmascarado, recibiendo la madrina de su vida.
En fin, a ver quĂ© pasa con esta pelĂcula, porque eso sĂ, el Ă©xito logrado con su anterior trabajo, Napoleon Dynamite (2004), comedia simplona ya de culto, con sus personajes ubicados hasta el mero fondo de la pirámide de la inteligencia y con un guiĂłn totalmente elemental, fue suficiente para que Jared Hess llamara la atenciĂłn en Hollywood.
Aunque usted no lo crea, su cinta Napoleón… es ahora un filme de culto que el público gringo (sobre todo el joven) utiliza para citar algunas de sus frases en pláticas amenas (créame, yo he estado en ellas). Lo más seguro es que en próximas reuniones estaré escuchando un repertorio diferente, esta vez tomado de Nacho o Esqueleto… luego le cuento.